Número de items: 1
Estado del lote: Normal (con señales de uso normal)
Plato con decoración unicolor (azul), con motivos fitomorfos y geométricos muy esquematizados en el anverso.
Dos círculos concéntricos enmarcan el motivo central, igualmente otros dos la orla en su parte interior, creando entre éstos una franja sin decoración.
Motivo central decorado por motivos vegetales formados por hojas esquematizadas conocidas como "curvas encajadas". En el eje principal se sitúa un motivo vegetal de gran tamaño a modo de capullo o flor abierta, brotando a ambos lados de ésta y su tallo, hojas de diversos tamaños encajadas unas tras otras, y numerosos puntos y rayas que rellenan el fondo.
Orla decorada con motivos geométricos compuesta por la sucesión paralela de líneas verticales anchas, unidas por una sucesión de puntos que parten del vértice inferior de una línea y acaban en el superior de la posterior, volviendo de ésta nuevamente al inferior de la próxima y así sucesivamente.
En la parte superior central, una perforación realizada post coctem, cuya finalidad era para poder colgarlo.
Marcas en el anverso de atifle o truede.
El reverso esmaltado sin decoración. Marcas de torno.
Producción turolense de la segunda mitad del siglo XVIII, pertenece a la serie de "curvas encajadas", ésta acusa la influencia de las series decorativas de flores naturalistas de la segunda etapa de Alcora (1.749-1.798). Estas curvas encajadas a modo de trazos vegetales muy sencillos entrelazados y repetidos agrupados como ramos, rodean de forma libre y desordenada un motivo central, antropomorfo, zoomorfo, fitomorfo, geométrico o incluso un corazón u objetos como jarrones, pintados de forma esquemática y sencilla.
Orla muy personal que utilizará Teruel a lo largo del siglo XVIII, es la de tipo geométrico compuesta por la sucesión paralela de líneas verticales, tanto anchas como estrechas y de puntos, o la combinación exclusiva de ambas.
Aun con esta variación el tema principal pertenece a las series anteriores.
La decoración realizada con un rápido dibujo, pinceles anchos y estrechos, una rítmica movida y muy equilibrada y la combinación de tonos fuertes y claros de azul, la convertirá en una serie con gran aceptación y éxito.
La decoración turolense en azul, arranca en el siglo XVI, más por necesidad de producir productos de moda evitando la falta de mercado, que por un deseo real de cambio, no incorporando al repertorio el reflejo metálico (dorado) ni la policromía, alternándose con la tradicional bicolor de estilo mudéjar, verde y morado, predominando la técnica, sistema de trabajo, formas y ornamentación de esta última adaptando las tendencias a su peculiar interpretación, imitándose de manera sencilla y poco refinada, pero con gran vistosidad por la vivacidad de los colores, destacando tanto por la mayor calidad de sus producciones como por su prolongada actividad, del resto de centros alfareros de Aragón,
Es en este siglo cuando se inicia la decadencia y transformación de los centros alfareros de la Corona de Aragón, Aragón, Valencia y Cataluña, debido principalmente al desplazamiento del centro del poder de la Corona de Aragón a la de Castilla, el descubrimiento del Nuevo Mundo, motiva que el Mediterráneo deje de ser el eje del comercio en beneficio del anterior, beneficiando los alfares de Castilla, Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo, y a la expansión de la loza renacentista italiana, con motivos más naturalistas, adaptación estética de la cerámica china muy demandada en Europa, la cual empieza a imitarse a mediados de este siglo, imponiéndose en todos los alfares españoles un siglo después y favorecida en Aragón a partir del segundo cuarto del siglo XVII por la expulsión de los moriscos.
Con el inico del siglo XVIII y la llegada al trono de Felipe V primer Borbón español, la cerámica adopta las novedades importadas de Francia, dejando sentir estos cambios a partir del segundo tercio del siglo XVIII por las producciones de la Real Fábrica de Loza y Porcelana o Real Fábrica de Alcora, por la movilidad de artesanos y piezas entre Aragón y Levante, reinterpretando y creando motivos ornamentales derivados de ésta, popularizándose, agrandándose y simplicándose al máximo readaptando éstos a una clientela menos refinada, degradación que continuará en el siglo XIX, para alcanzar la cerámica turolense el ocaso en el tercer decenio siglo XX, que los hermanos Górriz recuperarán después, desapareciendo finalmente con ellos.
Procedencia:
Teruel.
Serie:
Curvas Encajadas.
Epoca:
1.751-1.850.
Medidas aproximadas:
Diámetro 24,3-24,5cm., Alto 5,2-5,6cm., Base 8,7cm.
Estado de conservación:
Buen estado de conservación, bordes desgastados por el paso del tiempo con un pequeño piquete en la zona superior derecha, no presenta pelos ni ninguna restauración.