2 de may, 2019 por Ignacio del Valle
Benito Pérez Galdós narró con precisión novelada los acontecimientos más importantes del siglo XIX. De la gloria a la ciega miseria, su vida es una colección de personajes y estampas.
Los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós son una obra colosal acometida en cinco series. Contar con detalle lo que pasó, una historia a ojos de protagonistas de nobles corazones, testigos de las ambiciones, los orgullos y un quijotesco sentido del deber. En 46 obras que surcan desde la debacle de Trafalgar a la Restauración Borbónica, se explica la novelera historia política de España de conflicto civil, alzamiento militar y revolución con la sotana siempre enredando.
“Más vale no dormir, y prefiero el insomnio. Sacudo el letargo y aborrezco despierto la vigilia como antes aborrecía el sueño. Siempre el mismo zumbido de los cañones. Esas insolentes bocas de bronce no han cesado de hablar aún. Han pasado diez días y Zaragoza no se ha rendido, porque todavía algunos locos se obstinan en guardar para España aquel montón de polvo y ceniza”.
Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843 - Madrid, 1920) retrató el Madrid de los carruajes, las mudanzas por cesantía, la forma de buscarse la vida como un gato chapado con chulería de los habitantes de corrala y verbena, los vecinos incluso postizos del muy cafetero Madrid.
La lectura de los Episodios Nacionales constituye un ejercicio esclarecedor para comprender el rompecabezas español en un siglo especializado en guerras civiles, conflictos de honor, espadones y navajas de siete muelles: en el qué hay de lo mío y si no me gustan mis cartas rompo la baraja.
“Era en el mes de Agosto; llegó Narváez tal como ayer, y hoy mandó fusilar, con juicio sumarísimo, al último Prior de la Orden de Calatrava, D. Valeriano Torrubia, a un rico propietario de la misma ciudad y a una mujer…”
“…ninguno de aquellos infelices era carlista ni tuvo arte ni parte en la entrega del fuerte”
A Benito Pérez Galdós le boicotearon con ibérico cainismo el premio Nobel de Literatura sus propios compatriotas y se quedó a unos años de distancia de la quinta de la generación del 98. Con una producción periodística, literaria y teatral exuberante, su obsesión por trasladar del natural las expresiones y conversaciones alcanza un nivel científico. Don Benito siempre fue un periodista más de pata que de silla, (escala de Pío Baroja), muy popular escritor y pésimo administrador de sus asuntos mundanos.
Cuesta comprender como acabó sus días ciego y pobre malviviendo del auxilio de su sobrino. Consuela que tanto trabajo en flor de vida se dulcificó con lujos viajeros, caprichos y amoríos alérgicos al matrimonio. El reconocimiento de su talento al menos, se lo llevó en vida. Estatua en el Parque del Retiro de Madrid y funeral sufragado por el Estado (a instancias del rey Alfonso XIII) que convocó a más de 20.000 personas alrededor de la comitiva fúnebre.
El rostro de Don Benito Pérez Galdós iluminó con sus bigotes los últimos billetes verdes de 1.000 pesetas, tal vez el homenaje de moneda y timbre que más ilusión haría a un hombre siempre enredado con prestamistas de la categoría “Torquemada”, usurero y carne de casa de empeños, o “Peña Aranda” en castizo.
Traductor de Charles Dickens, articulista, novelista, político y mujeriego soltero alérgico al matrimonio. Don Benito Pérez Galdós también protagonizó un otoñal romance epistolar y peletero con Doña Emilia Pardo Bazán, otra figura literaria a revindicar, muy fundamental en el naturalismo, la narración gótica y costumbrista, que ha pasado a la posteridad con las etiquetas de aristócrata, rica heredera y feminista a la que menoscaban su nivel artístico, pues el talento e inteligencia de la gallega es excepcional.
Benito Pérez Galdós ha sido comparado con Cervantes, Lope de Vega, cuantos prodigios fénix literarios y súbditos de la imprenta han sido. De tanto contemplar la política se metió en actas de diputado (1885 y 1907) por la circunscripción de Puerto Rico y padeció las inercias estáticas de las cortes parlamentarias. También fue académico de “La Española” en 1897.
En cuanto a su ideología de un inicial talante conservador se reveló liberal en los últimos días cuando el peso de tanta decepción y la amargura senil le fueron nublando la vista y las ilusiones. Las escenas de caridad, miseria, altas miras y gestos heroicos, las hazañas en combate y un espiritual sentido del honor atraviesan los episodios nacionales con finales noveleros.
En todocoleccion, Benito Pérez Galdós nos ha dejado más de 7.000 lotes relacionados con su obra y la crónica al detalle de los Episodios Nacionales. Decenas de ediciones que se reeditan y reviven a lo largo de todas las décadas para vivir en la memoria que estamos condenados a repetir.