19 de sep, 2019 por Ignacio del Valle
La cervisiafilia o beweriana hace referencia al coleccionismo cervecero: todos los objetos relacionados con la venta, publicidad y comercialización de la cerveza.
Con el cultivo de cereales, a partir del descubrimiento de la agricultura en Mesopotamia, la humanidad incorpora dos pilares de la gastronomía actual: el pan y la cerveza. La comunidad de la arqueología científica asume que ya en el siglo X a.C. nuestros antepasados se iban de cañas.
Los métodos de elaboración de cerveza están documentados desde los tiempos de los faraones. Los griegos y los romanos le daban más al vino, pero los pueblos bárbaros a falta de hermosos viñedos se tenían que conformar con unas pintas.
En la Edad Media, en los monasterios de cocineros antes que frailes, el clero se desempeña como excelente guía de bon vivants y productores de licores espiritosos, de ahí el dominio en la producción de cervezas rotundas como dogmas de fe.
En España, muy de vinos de la tierra romanizada, con el paréntesis de la dominación musulmana y las fronteras de la vid, hay que esperar al emperador Carlos I de España quien se trae los “quintos” de Alemania. Permitid la humorada, pero es con la corte de los Austrias cuando se introducen los maestros cerveceros que se suceden hasta nuestros días. Prueba es que nuestro país fuese en 2017 el cuarto productor europeo de cervezas por detrás de Alemania, Reino Unido y Polonia.
Las industrias cerveceras evocan beneficios espumosos y, como todo lo relativo a la evasión lúdico-festiva, goza de una aceptación popular incontestable. Los ámbitos del coleccionismo de cerveza o cervisiafilia alcanzan y se relacionan con todo tipo de compilaciones. En sus inicios Club Español de Coleccionismo Cervecero (CELCE) agrupó desde 1987 a los aficionados a reunir latas de cerveza.
Desde las botellas de vidrio y jarras de porcelana importadas, etiquetas, chapas, coronas, bandejas, naipes, posavasos, botes, vasos serigrafiados, cajas de reparto, grifos, carteles luminosos y metálicos, mobiliario promocional, barriles, manuales con técnicas de elaboración de la cerveza... En todocoleccion más de 80.000 lotes avalan esta insaciable sed del coleccionismo cervecero.
La cervisiafilia es un ejemplo de coleccionismo total que abarca desde las antigüedades y obras de arte a los abridores, llaveros y coleccionismo deportivo. Desde la aparición de la radio y las retransmisiones de eventos deportivos disfrutados en compañía en la barra del bar. Por estas razones no es de extrañar que haya decenas de colecciones particulares que superen las 3.000 piezas catalogadas e incluso cerca de 20.000 referencias con botellas de cerveza de los cinco continentes que están en busca de museo.
San Miguel, Mahou, Estrella de Galicia, Cruzcampo son marcas cotidianas que siguen batiendo récords de innovaciones. Por si fuera poco, al coleccionismo cervecero se suma la nueva oleada de elaboraciones artesanales de tiradas muy limitadas y cuidados envases, etiquetas y formas que inauguran más campos de interés que también hay que documentar para el recuerdo, en todocoleccion.