2 de sep, 2022 por Adrián Cortés
Las cámaras de juguetes son cámaras fotográficas de formato analógico, hechas de plástico y una lente simple. Un artículo sencillo y llamativo que se extendió como juguete por su bajo precio de venta y hoy forma parte del catálogo coleccionista.
Las cámaras de juguete nacieron a finales del s. XIX con fines artísticos y de entretenimiento, diseñadas inicialmente para el público infantil. El gran éxito de las toy camera emana de su bajo precio, gracias a un proceso de producción extremadamente barato: dispositivos de plástico de colores llamativos; y continuó hasta crear un nuevo estilo fotográfico propio, la lomografía.
En los 60, surgió Diana en Hong Kong y pronto se convirtió en un fenómeno mundial, un icono de la cultura pop de la época. Numerosas generaciones de fotógrafos se iniciaron con esta humilde cámara con un formato de película de 120 mm. La Diana tiene muchas caras: diferentes nombres, pegatinas, accesorios, colores… cientos de modelos que alimentan el sentimiento coleccionista.
A sus continuas evoluciones, se sumaron otros fabricantes de múltiples nacionalidades y versiones: la Holga, también asiática, se convirtió en una cámara de culto entre los fotógrafos, llegando incluso, pese a su baja calidad técnica, a ganar premios de fotografía artística o reportaje.
El fenómeno cultural de las toy camera dio lugar a un nuevo modo de concebir y hacer fotografías: la lomografía, en honor a la cámara analógica Lomo LC-A. El origen de esta nueva corriente surge del viaje de dos genoveses a Checoslovaquia en 1991, donde encontraron y compraron esta máquina de plástico de producción rusa en un mercadillo.
Encandilados por las infiltraciones de luces y la saturación de sus colores, estos universitarios austriacos decidieron crear una sociedad lomográfica un año después, con el objetivo de difundir y compartir con el resto del mundo su experiencia de inmortalizar escenas y momentos con esta singular cámara.
El concepto de estas toy cameras era simple: una cámara sencilla, de bajo coste de producción que irrumpió en el mercado como una alternativa barata y accesible para todos los estractos sociales, originalmente dirigido hacia las clases trabajadoras para registrar retratos y eventos familiares.
Estas cámaras de juguete son reconocidas por su estética y… su baja calidad técnica: una lente de menisco simple que suele producir imágenes con viñeteado y distorsiones varias como fugas de luz, falta de foco… El éxito nació de su atractivo físico, que eclipsó unas notorias características fotográficas precarias.
A las velocidades de obturación y aperturas limitadas, habría que sumar las filtraciones de luz que provocan la falta de controles de calidad de sus cuerpos y lentes, que provocan también una falta de enfoque nítido que complementa sus icónicas alteraciones cromáticas.
Sin embargo, de la precariedad de sus características y sus resultados defectuosos surge una nueva corriente fotográfica que convierte a estas cámaras en iconos pop de su generación, preciados artículos de colección, donde los recuerdos siempre están bajo el foco.