17 de sep, 2019 por Silvia Gutiérrez
Los cuentos de Calleja enseñaron a leer a los niños de principios del siglo XX. Dieron a conocer en España a Christian Andersen o los hermanos Grimm. Y popularizaron la frase "...y fueron felices y comieron perdices"
Saturnino Calleja (1855-1915) compró la librería de su padre para fundar la Editorial Calleja en el año 1876. Las novedades que introdujo en el sector editorial la convirtieron en la editorial más popular de España, Hispanoamérica y Filipinas. Su principal éxito fueron los cuentos de Calleja, de los que aún se encuentran más de 7.000 en nuestro catálogo.
Una de las principales características de los mini cuentos de Calleja era su tamaño: miniaturas fácilmente transportables, ya que solo medían unos 5 centímetros de ancho por 7 de alto. Los niños los guardaban en su bolsillo y adquirirlos no resentía demasiado el bolsillo de sus padres.
La gran tirada de estos cuentos, con poco margen de beneficio, abarató mucho los precios y los hizo asequibles para las familias de principios del siglo XX, cuyas generaciones de hijos se enseñaron a leer gracias a estas historias.
La editorial Calleja llegó a producir unos 3.000 títulos que se distribuyeron en 3.400.000 millones de ejemplares. Los niños españoles llegaron hasta los cuentos de Christian Andersen, los hermanos Grimm o clásicos de la literatura como Las mil y una noches o Los viajes de Gulliver.
Las aventuras de Mickey o Pinocho también tuvieron su hueco en la editorial Calleja. Además de que suya es la invención de la famosa frase ".. y fueron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron".
No solo de cuentos vivió la editorial Calleja. Su fundador Saturnino Calleja fue también un reputado pedagogo y escritor. Llegó a ser líder de los maestros españoles al crear la Asociación Nacional del Magisterio Español y sus libros de pedagogía ilustrados, que repartía por los colegios de las zonas rurales, ayudaron mucho al sistema educativo.
La mejor manera de honrar a este pionero de la enseñanza, que tanto hizo por fomentar la lectura en una España casi analfabeta, es acercarnos de nuevo los cuentos extraordinarios de Calleja. Sus bellas ilustraciones y sus historias dan pie a que nuestra imaginación alce el vuelo cual niños que descubren una historia por primera vez.