1 de abr, 2022 por María José Moreno
El Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, que se celebra el 2 de abril desde 1967, fomenta el amor por los libros y pretende estimular a los más pequeños para que la lectura, que hoy compite directamente con las pantallas, se convierta en un hábito de vida.
Todos fuimos niños alguna vez, con más o menos acceso a los libros en casa, con o sin bibliotecas cercanas; pero hay algo que compartimos en el imaginario común y son los cuentos de nuestra infancia, tal vez con la imagen de nuestros familiares leyéndonos libros o recitando las historias recibidas de sus ancestros gracias a la tradición oral.
Hay infinidad de cuentos infantiles, sin embargo no es casual que la mayoría recordemos títulos como El patito feo, El soldadito de plomo, La sirenita o Pulgarcita entre los más destacados. Todos son cuentos de Hans Christian Andersen, uno de los mayores creadores de historias infantiles; tanto es así, que sus cuentos son los más leídos y ocupan el lugar de clásicos en la literatura universal. No es casualidad que el Día internacional del Libro Infantil y Juvenil coincida con el natalicio del escritor danés que, además de libros, cuenta con un número singular de adaptaciones teatrales y cinematográficas de sus obras.
Además de los cuentos antes mencionados, ¿quién no recuerda aquellas historias con moraleja como los fabulosos mundos de El principito o la ternura de Gepetto en Pinocho? O las grandes historias imaginativas como las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, la obstinación de no crecer de Peter Pan o la legendaria lucha de Atreyu por salvar el mundo de Fantasía en La historia interminable, más conocida en Hispanoamérica como La historia sin fin.
Autores como Roald Dahl o Julio Verne se adelantaron a su tiempo con Charlie y la fábrica de chocolate, Viaje al centro de la tierra, Veinte mil leguas de viaje submarino.Y cómo olvidar La vuelta al mundo en 80 días, que también obtuvo un gran éxito en la versión seriéfila para televisión: ¿Quién no recuerda a Willy Fog, la princesa Romi, Rigodón y al saleroso Tico, nuestro ratoncito andaluz?
Y si de aventuras y viajes trepidantes hablamos, no podemos olvidar Las aventuras de Tintín, el reportero y explorador más conocido en el mundillo de la historieta. Bien te lo podías encontrar cubriendo un reportaje en el Congo o la Unión Soviética como explorando la superficie de la luna.
En la actualidad, las historias se van modernizado para adaptarse a los tiempos y ahora contamos con personajes femeninos fuertes y con determinación como Hermione de Harry Potter o Tiana (Tiana y el sapo), princesa Disney que rompe el estereotipo; este personaje se inspiró en la princesa Emma de la novela La princesa rana de E. D. Baker y en la novela El príncipe rana de los hermanos Grimm que ya inspiró previamente E. D. Baker.
En el caso de Coraline de Neil Gaiman, que después sería llevada al cine como Los mundos de Coraline, obtuvo el premio a mejor relato corto para lectores jóvenes y se la llegó a comparar con Alicia en el país de las maravillas por su profundidad psicológica al acercarse a la psique infantil/juvenil.
Además de todos los cuentos asimilados de la cultura popular de autores de otros países, en España contamos con cuentos destacados como Platero y yo de Juan R. Jiménez, Fray Perico y su borrico de Juan Muñoz, Paulina o Los niños tontos de Ana María Matute; Y, más reciente, la serie literaria Manolito Gafotas de Elvira Lindo que goza de gran popularidad. Estos son solo algunos de los muchos cuentos que nos han acompañado durante generaciones y que con toda probabilidad seguirán viajando en la memoria de los nuevos vástagos, ya sea de forma oral, escrita o siendo asimilados por los nuevos formatos digitales, adaptados a los nuevos tiempos.
Si nuestros cimientos están forjados sobre la experiencia, cultura e historia de nuestros antepasados, el mejor regalo que podemos ofrecer a los niños de hoy está en los libros.