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Estado del lote: Bueno (muy pocas señales de uso)
De la estirpe de Colette y del círculo Woolf, la increíble escritora Katerine Mansfield de disparatada vida sentimental, algo folletinesca Señorita de la nueva sensibilidad, de buena familia pero un culo de mal asiento, con sus maridos, sus amantes de ambos sexos y sus infecciones y bacilos que la llevarían a la tumba de los silenciados. Este diario lo publicó bordeando los años sesenta su último esposo (otro editor aprovechado como sucedió con Colette) que sacó buenas ganancias a cuenta de su viudez, y fue escrito entre letargos febriles en hospitales y casas de reposo por la empecinada tuberculosis. Su lectura se hace triste y amarga, es muy otoñal y depresiva. Pero, también, divinely elegant. Igual que el prólogo de su amiga Virginia. La Woolf, nada menos. Y nada más justo.