Juego de cuatro columnas franceses de mármol rojo de Ereño del siglo XIX.Procedencia: palacio noble en Bilbao El Rojo Ereño o Rojo Bilbao es el nombre que se le da a unas calizas rojizas presentes en el revestimiento de muchas fachadas del Casco Viejo, y que también pueden encontrarse en el teatro Arriaga. Estas rocas sedimentarias de apariencia marmórea se caracterizan por contener círculos o semicírculos blancos embebidos en una matriz rojiza, cuyo contraste ha cautivado y traspasado fronteras. Y es que solo el tiempo puede hacer de un cúmulo de «animales muertos y enterrados» algo bello, digno de formar parte de la ornamentación del portal de nuestras casas. Hablamos de los fósiles.Las evidencias más antiguas del uso del Rojo Ereño se remontan al siglo I d.C., cuando el territorio se encontraba en proceso de romanización durante el Alto Imperio romano. Prueba de ello es la ciudad romana de Veleia cuyos restos pueden encontrarse en el yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia, en Álava. El proceso de extracción se llevaba a cabo entre los municipios bizkainos de Ereño y Gautegiz Arteaga, donde se encuentra la cantera de Atzarraga, en el barrio de Andrabide. Sin duda una de las canteras más importantes que fue explotada hasta el año 1989 y que actualmente está considerada patrimonio histórico del territorio de Bizkaia.Para entender cómo se formaron estas rocas es necesario retroceder hasta el Cretácico, entre las edades Aptiense inferior y Albiense superior ( ̴ 100,5-125 millones de años), cuando la mayor parte de lo que es ahora Bizkaia se encontraba anegada (ver «Cuando Euskadi no existía: historia geológica del País Vasco»). Imaginemos una plataforma marina de poca profundidad en un ambiente tropical lleno de vida. Allí viven plantas como las algas, protistas como los foraminíferos que formarán parte de los microfósiles y por supuesto animales (briozoos, equinodermos, cnidarios como los corales, artrópodos como los crustáceos, moluscos como los bivalvos y los gasterópodos etc.). De todos ellos los más abundantes en el Rojo Ereño son los corales y los moluscos bivalvos, siendo estos últimos los más evidentes, en especial los rudistas (Orden Hippuritoida).A diferencia de los mejillones que poseen dos valvas similares, un rudista se asemeja a un «cucurucho de helado con tapa», siendo cada parte una valva con diferente forma. El círculo blanco que se puede observar en la roca ornamental sería lo equivalente a cortar ese «cucurucho» en uno de sus planos transversales. Sin embargo no se trata de la concha del animal en sí, sino de la huella que ha quedado tras el proceso de fosilización. Proceso mediante el cual la composición de la materia se transforma, digamos, «de animal a roca».Volviendo a nuestra plataforma marina, nos encontramos tres familias de rudistas que en orden de abundancia serían los polyconítidos, monopléuridos y requiénidos. Llamémoslos rudistas P, M y R respectivamente. Los rudistas P (15 x 5 cm) formaban colonias en las zonas más someras y oxigenadas del intermareal, donde el régimen de mareas resulta más agresivo; fijadas al sustrato a partir de la valva aquí denominada «cucurucho». Normalmente asociados a estos, en forma de ramilletes, estarían los rudistas M, de menor diámetro (12 x1,5 cm). En las zonas de menor rango energético y por tanto más resguardadas, lo que ha favorecido su conservación, se encontrarían los rudistas R (15 x 5 cm), de color negro y con forma de espiral. Este color negro se refleja en ocasiones en el Rojo Ereño. Junto a ellos, semienterrado en el sedimento con las valvas abiertas, se encontraría el otro tipo de bivalvo con forma de pala presente en la roca: ChondrodontaEn cuanto al color rojo de la matriz, parece estar relacionado con una etapa tectónica activa de la Cuenca Vasco-Cantábrica entre el Albiense superior y el Cenomaniense ( ̴ 93,9-113 Ma.) Antes de que tuviese lugar la Orogenia Alpina. En un periodo en el que el vulcanismo e hidrotermalismo estaban presentes, se dio la entrada de fluidos diagenéticos —o transformadores— junto con óxidos de hierro, creando así el Rojo Ereño por un proceso de precipitación fisicoquímica.Los rudistas dejaron de existir tras la quinta extinción masiva de la tierra, la de los dinosaurios (̴ 65 Ma.), dejándonos en forma de roca sedimentaria el negativo de una foto de otros tiempos. Cualquiera con un poco de paciencia puede detenerse a estudiar esas fotos en el gran museo que es Bilbao. Están expuestas en el ayuntamiento, en la Diputación y Palacio de Víctor Chávarri de la plaza Moyua, en la Sociedad Bilbaína, en la iglesia de San Francisco de Asís, la Basílica de Begoña e incluso como pila bautismal en la Catedral de Santiago en el Casco Viejo.Saliendo de la ciudad nos encontramos con el Castillo de Arteaga, iglesias en Lekeitio, Ereño y Zenarruza, la Casa de Juntas de Gernika y en los lugares más insospechados que comprendan fuentes, aperos agrícolas, capiteles, molduras, techos y un largo etcétera de muchos edificios de nuestro entorno. Pero también en el resto de la península ibérica, como en la Basílica de Covadonga en Asturias y las islas Canarias. Incuso llegó a exportarse al Vaticano y Nueva York en épocas más modernas.