Retrato de dama al óleo sobre lienzo, original de escuela cordobesa del primer tercio del siglo XX, y con firma en el lado inferior izquierdo Julio Romero de Torres que nos parece original. Examinado el lienzo y la pintura con lente de 10x, así como toda la superficie pictórica con lámpara ultravioleta, y tras el estudio radiográfico efectuado, observamos que se trata de una composición original de época del primer tercio del siglo XX, realizado con una maestría y destreza técnica que se encuentra a un nivel equiparable o superior al atribuible al pintor Julio Romero de Torres, y en un estilo asimilable al de este artista. La firma no es un añadido postizo de época posterior, sino que está integrada perfectamente en la capa pictórica desde su origen y así lo podemos certificar tras el estudio ultravioleta específico sobre la firma (ver fotos ultravioletas). Asimismo puede observarse a simple vista que el tipo de lienzo es el utilizado por Julio Romero de Torres en muchas de sus obras: se perciben con claridad los puntos gruesos de intersección de la trama y la urdimbre del tejido, de modo idéntico que en muchos de sus cuadros posteriores a 1915. La forma del craquelado es igualmente característica como la de algunas de sus obras, con grietas muy pronunciadas en determinadas zonas de mayor empaste, y casi inexistente en zonas de escaso grueso de color como los fondos. En mi opinión profesional como anticuario, coleccionista y experto en pintura establecido desde 1993, es que si bien no es una obra de las más características de este pintor en cuanto al estilo, tampoco existen realmente evidencias ni técnicas ni materiales ni objetivamente estilísticas que hagan descartar esta obra como incompatible con el pintor cordobés, pues éste tiene varios retratos catalogados "inequívocamente" como de su mano de bastante menor calidad que el nuestro, más extraña pincelada, y de dudosa compatibilidad estilística, retratos que de no ser por su procedencia aceptada, difícilmente podrían haber sido autentificados por los expertos. En cuanto a la calidad y destreza de la pincelada, ésta podemos situarla al nivel de las mejores y más sobresalientes del pintor cordobés por su perfección dibujística, naturalidad y expresividad con el resultado feliz de una obra de gran belleza y atractivo emocional.
También el marco de rico tallado en madera, dorada con pan de oro y de una época anterior, es un particular indicio compatible con el pintor cordobés, pues es sabido por sus biógrafos y expertos que Julio reutilizaba marcos antiguos de especial belleza y dorado para los que adaptaba lienzos que pintaba para el realce de sus óleos.
Tampoco puedo descartar absolutamente la posibilidad de que se tratase de una obra de su entorno familiar más cercano: hermanos Enrique o Rafael, o de su propio hijo Rafael, aunque esta última hipótesis la considero menos probable habida cuenta de la alta calidad del retrato y su gran fuerza expresiva, solo atribuible a un destacado maestro.
La obra ha sido vista en una foto deficiente de móvil por la experta Dª Mercedes Valverde, y no la ha considerado de la mano de Julio Romero de Torres, aunque sin examinarla en vivo ni ver la pintura, el lienzo, la firma, ni las radiografías, el estudio ultravioleta u otros datos que absolutamente desconoce. Dada nuestra experiencia de varias generaciones en el mundo del arte y el haber sido proveedores de pintura antigua del Museo del Prado, Museo de Navarra, Museo de América entre otros, siempre nos guardamos de la "infalibilidad" de los juicios prematuros y fugaces de algunos expertos que, sin realizar un estudio científico exhaustivo, aventuran dictámenes precipitados y etiquetan arbitrariamente algunas obras en auténticas y no auténticas sin mayor fundamento que el de su subjetivo parecer al mirar de reojo una foto de baja calidad y pequeño formato.
Presentada aquí la obra pues, de forma clara y objetiva con el mayor rigor científico que hemos empleado, hemos asignado un precio a la misma como de no ser de Julio Romero de Torres, y atendiendo solamente a su alta calidad, su época y su belleza, y a su rico enmarcado (aunque con faltas éste), por lo que se vende como si fuese una obra anónima.
Obra procedente de una herencia en Sevilla.
Medidas lienzo: 60 x 43 cm. Con marco en madera tallada y dorada con pan de oro fino de 23 kts, antiguo: 90 x 63 cm.