¡Aqui tienen a Rosita! Entre Paris y Sevilla, entre Aznavour y el maestro Monreal, con su Lerele, con su Corazón, corazón, su juventud y su guitarra...Como cualquier gitanilla del Perchel que estudiaba en la Sorbona o quizá se contentaba canturreando en las escalinatas del Sacre Coeur cuando De Gaulle mandó. Olvidada, casi invisible Rosita...Y, sin embargo, tan cercana al escucharla...