- Hubo un tiempo en el que el mundo estaba claramente dividido entre economías prósperas y economías atrasadas. Nacían muchos niños, había más trabajadores que jubilados y las aspiraciones de la gente que quería formar parte de la clase media consistían en tener un coche y una casa. A las empresas les bastaba con operar en Europa y Estados Unidos. Se pagaba con dinero en metálico. Y esperábamos que las reglas que gobernaban nuestra vida fueran estables y predecibles. Pero el mundo, pandemia mediante, ha cambiado, y esas reglas ya no son válidas.