Con tono mordaz, Vizcaíno Casas retrata la España del tardofranquismo a través de una generación de jóvenes acomodados que, pese a vivir en el confort material, muestran un profundo vacío moral. Entre fiestas, rebeldía aparente y contradicciones ideológicas, el autor lanza una crítica a la hipocresía social y a la desconexión entre discurso y realidad. Una sátira aguda, escrita desde la observación y el desengaño.