Lote literatura francesa siglo XIX (Villiers de L'Isle-Adam, Constant, Stendhal, Verlaine) - 1991

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Estado del lote: Bueno (muy pocas señales de uso)

GÉNEROS: Narrativa | Relato corto | Nouvelle | Semblanza literaria || LIBROS: Vox populi y otros cuentos crueles (Villiers de L'Isle-Adam) | Cecilia (Benjamin Constant); Los Cenci; La duquesa de Palliano (Stendhal) | Hombres de mi tiempo (Paul Verlainel) || EDITOR: CECISA - Compañía Europea de Comunicación e Información (Madrid, España) || COLECCIÓN: Biblioteca de El Sol || NÚMEROS: 110, 145, 163 y 272 || CUBIERTAS: Rodrigo Sánchez, sobre dibujos de Carmen Cano (110), Carmen Trejo (145), Luis Mesón (163) y José L.N. Salinas y Emma Navarro (272) || FORMATO: Económico (tapa flexible), 384 (96 x 4) pág., 19,5 x 13 cm 

Magnífica colección de literatura francesa del siglo XIX, que comprende cinco relatos, tres novelas cortas o nouvelles (una de ellas autobiográfica) y diez semblanzas literarias de escritores decimonónicos franceses, todo ello a cargo de autores adscritos a diferentes movimientos literarios, desde el romanticismo de Benjamin Constant de Rebecque, al simbolismo de Auguste Villiers de L'Isle-Adam y Paul Verlaine, pasando por el realismo de Marie-Henri Beyle (Stendhal).

CONTENIDO

AUGUSTE VILLIERS DE L'ISLE-ADAM: «VOX POPULI Y OTROS CUENTOS CRUELES»
Biblioteca de El Sol, 110

Auguste, conde de Villiers de L'Isle-Adam (1838-1889), fue el vástago de una noble familia arruinada. Su padre pasó la vida obsesionado por los supuestos tesoros que perdieron sus antepasados, delirio que heredó su hijo y que sublimó creando un arte quimérico y extraño que tuvo su influencia en toda la creación literaria moderna.

Los cuentos de Villiers son muy desiguales; al lado de algunos absurdos y exagerados, se dan otros en los que el humor, la ironía o el terror macabro dan lugar a situaciones excepcionalmente sugerentes.

Sumario:

  • Vox populi
  • La cartelera celeste
  • La máquina de gloria S.G.D.G.
  • Virginia y Pablo
  • El convidado de las últimas fiestas

La selección de esta edición, Vox populi y otros cuentos crueles, recoge algunos de los relatos de más valor dentro de toda su obra. Son relatos muy cortos de apenas unas páginas en los que se presentan diferentes historias oscuras y llenas de simbolismo. Cuentos fantasmagóricos, en atmósferas alucinantes, con alegorías de la miseria y la muerte que acentúan la connotación de la eternidad de una oscuridad interminable a la que se condena a las personas, cuyo mendigo centenario, decano de la miseria de París, será el portavoz («Vox populi»). El tiempo pasa en París y las distintas formas de gobierno se suceden pero, ¿realmente se produce algún cambio en la vida de los pobres y la gente de a pie? Año tras año, mientras se pasa revista al ejército francés, un ciego mendigo se sienta a las puertas de Notre-Dame, pidiendo compasión… Cuentos con convidados inesperados y extraños («El convidado de las últimas fiestas») cuando, al final de un baile de máscaras, en el cenáculo reservado, entre bellas mujeres y elegantes caballeros, se destaca alguien incierto, aristócrata o verdugo que se hace llamar Saturno, mientras todos esperan a que el alba aclare el enigma. El narrador siente que el hombre le es terriblemente familiar, pero no es hasta que el invitado se marcha para atender un asunto importante cuando recuerda quién es realmente el barón en cuestión. Y la respuesta resulta ser más perturbadora de lo que se esperaba…

Al igual que Poe, Villiers también se acerca a la ciencia ficción y al humor más irónico, como podemos ver en «La máquina de gloria S.G.D.G.», que trata de la integración entre el mundo de la máquina y el orgánico y nos advierte de los peligros del progreso, o «La cartelera celeste», relato que ―adelantándose a los hermanos Lumière― plantea la posibilidad de proyectar en el cielo nocturno imágenes animadas, publicidad de cosméticos y propaganda electoral. Además de esta irónica comparación del cielo nocturno y la economía, tenemos en «Virginia y Pablo» al factor económico interponiéndose entre quienes desean alcanzar el cielo en la tierra. Pablo va a visitar a su amada prima Virginia a la abadía donde ella reside, se declaran su amor y hacen planes para el futuro, pero el dinero es un factor importante que siempre complica las cosas…

En definitiva, la ironía y el sarcasmo que el empobrecido conde Villiers de L'Isle-Adam descargará contra sus contemporáneos, posee una dolorosa vigencia


BENJAMIN CONSTANT: «CECILIA»
Biblioteca de El Sol, 145

Cecilia (Cécile) es una novela autobiográfica que recorre buena parte de Europa, con el telón de fondo de la Revolución francesa y el periodo histórico posterior, y cuenta las complejas relaciones del protagonista, y también narrador de esta historia, con dos mujeres muy distintas e igualmente necesarias para él: su vieja amante y su futura esposa. Quizá por lo «delicado» de algunos pasajes, Benjamin Constant no se atrevió a publicarla en vida, y Cécile no vio la luz hasta 1951, cuando la editorial Gallimard la convirtió en el acontecimiento literario del año en Francia.

Si El cuaderno rojo (Le cahier rouge), otra de sus novelas autobiográficas, narra la primera etapa en la vida de Constant, Cécile se ocupa, centrándose sobre todo en el tema amoroso, de la siguiente, es decir, de los veinticinco a los cuarenta años del autor, una etapa que recordará ya retirado de la política y dedicado a escribir su historia de las religiones, junto a una mujer (Cécile, o mejor dicho: Charlotte de Hardenberg, su verdadero nombre) a la que profesa un gran afecto y que lo ama sin condiciones, pero por la que es incapaz de apasionarse, por lo que no tardará en volver a las andadas políticas y amorosas.

El propio Constant escribirá sobre otra de sus amantes: «Todavía no me quiere, pero le gusto. Son pocas las mujeres que se resisten a mi manera de estar absorbido y dominado por ellas.».

«Además de su valor histórico lo tiene humano. Su desgarrada sinceridad, en particular al hablar de su complicada vida amorosa, la severidad con que el autor se juzga a sí mismo, y en general su lucidez, nos lo hacen próximo y conmovedor.»
(Laura Freixas, La Vanguardia).


STENDHAL: «LOS CENCI | LA DUQUESA DE PALLIANO»
Biblioteca de El Sol, 163

Además de Rojo y negro y de La cartuja de Parma, sus obras maestras, Stendhal escribió algunos relatos menores pero maravillosos, como las Crónicas italianas, reconstrucciones de atmósfera histórica basadas en hechos documentados; al parecer, los relatos provienen de unos manuscritos de entre los siglos XV al XVII, que Stendhal encontró en los archivos del palacio Caetani, cuando era cónsul de Francia en Civitavecchia. Stendhal los fue publicando en La Revue des Deux Mondes, excepto los dos últimos, que quedaron sin terminar y se publicaron postumamente, tal como él los dejó.

Stendhal utiliza su pluma en estos relatos para llevarnos al Renacimiento y a sus crímenes de honor. Las dos historias recogidas en este volumen, Los Cenci y La duquesa de Palliano, participan de una misma construcción del marco narrativo mediante un recurso a papeles antiguos encontrados, que nos llevan a la primera persona y que no siempre son eficaces, perdiéndose en largas disquisiciones y preámbulos; tienen en común también el tono de crónica negra y las tramas de asesinatos, de pasión y de honor. A pesar de todo terminan tomando vuelo y consiguen la emoción buscada.

Sumario:

  • Los Cenci
  • La duquesa de Palliano

Los Cenci

«Los Cenci» es una de las ocho Crónicas italianas de Stendhal, que junto a «La abadesa de Castro», «Vittoria Accoramboni», «La duquesa de Palliano», «San Francesco a Ripa», «Vanina Vanini», «Favores que matan» y «Suora Scolastica», forma un volumen escrito entre los años 1837 y 1838.

Este cuento narra la historia de Santiago y Beatriz Cenci, y de Lucrecia Pecroni Cenci, la madrastra de ambos, ejecutados por cometer parricidio en el año 1599.

Fue la vida que llevaba Francisco Cenci, sus vicios, su propensión a los amores infames, y su crueldad lo que le llevó a la perdición, ya que todos sus actos hacen que esposa e hija se pongan de acuerdo para acabar con su vida y así terminar con sus constantes sufrimientos.

Ambientada en el Renacimiento italiano, Stendhal tratará diversos temas bastante controvertidos: el asesinato, el adulterio, la venganza, el engaño... mostrando una gran crudeza en todos ellos.

La duquesa de Palliano

Palliano es una localidad y comuna italiana de la provincia de Frosinone, región de Lacio. Fue la sede de la familia Colonna, cuya cabeza era el señor, duque y príncipe de Palliano. Su fortaleza domina la ciudad. En 1556 el ejército del Papa tomó la ciudad, que fue gobernada por Giovanni Carafa, sobrino del Papa Pablo IV, como duque de Palliano. Su esposa Violante di Cardona, fue la duquesa de Palliano que inspira esta novela corta homónima…


PAUL VERLAINE: «HOMBRES DE MI TIEMPO»
Biblioteca de El Sol, 272

Aunque la obra literaria de Paul Verlaine se centra en la poesía, su labor crítica fue también muy destacable, sobre todo su obra Poetas malditos (1884), en la que se presenta, por primera vez de forma agrupada, a lo más granado de la generación simbolista. También escribió entre 1885 y 1892 una serie de semblanzas literarias de escritores de su generación llamada Hombres de mi tiempo (Les Hommes d'aujourd'hui). A través de la pincelada magistral del poeta, no exenta de ironía y de humor amable, desfilan por las páginas de estos bocetos algunos de los más eminentes autores de la época. En estos bosquejos biográficos encontrará el lector la pluma festiva de un escritor que supo captar facetas inesperadas de sus colegas aquí retratados.

Hombres de mi tiempo contiene las siguientes semblanzas literarias:

  • Leconte de Lisle
  • Francisco Coppée
  • Edmundo de Goncourt
  • Juan Richepin
  • Sully-Prudhomme
  • René Ghil
  • Anatole France
  • Gabriel Vicaire
  • José-María de Heredia
  • Andrés Theuriet

AUTORES

Jean-Marie Mathias Philippe Auguste, conde de Villiers de L'Isle-Adam, más conocido como Auguste Villiers de L'Isle-Adam (Saint-Brieuc, 1838París, 1889), fue un escritor francés cuya obra, que abarca la poesía, el teatro y la narración, se orienta en gran parte hacia el movimiento simbolista.

Villiers consagró sus días a perseguir quimeras y a la vida bohemia; de origen nobiliario (entre sus antepasados se encuentra Philippe de Villiers de L'Isle-Adam, 44º Gran Maestre de los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén, más conocida como Orden de Malta), se obsesionó con la búsqueda de tesoros enterrados por sus ancestros. Pero la cruda realidad de la miseria en la que vivió le llevó a desempeñar trabajos tan poco «exquisitos» como los de enterrador o monitor y sparring de boxeo.

Villiers se forjó un mundo extraño, hecho de retazos de mística, de espiritualidad cristiana, de filosofía, de espiritismo y del ocultismo esoterizante de Éliphas Lévi. Sus primeras obras, la novela Isis (1862) y varias tentativas teatrales, provocaron admiración en París y fue admitido en los salones literarios de la capital. En la capital francesa conoció y trabó amistad con Baudelaire, que ejerció sobre él cierta influencia. Pero, tras su fulgurante debut, su carrera literaria pronto entró en decadencia y Villiers acabó sus días en la miseria. Poco antes de morir escribió La Eva futura (1886), una extraña fábula científica sobre la vida artificial que, junto con otra de sus novelas filosóficas, El Amor supremo (1866), dio la medida de su sutil y extraordinario talento.

Los Cuentos crueles (1883) y Nuevos cuentos crueles (1888), acabaron, finalmente, por darle un halo de prestigio. Su drama Axël (1890), supuso la culminación de su idealismo místico y de sus aficiones esotéricas y ocultistas.

Falleció de cáncer de estómago a los cincuenta años de edad.

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Henri-Benjamin Constant de Rebecque (Lausana, Suiza, 1767París, Francia, 1830), más conocido como Benjamin Constant, fue un filósofo, escritor y político francés de origen suizo. Procedía de una familia de hugonotes franceses emigrados a Suiza; el padre, Jules Constant de Rebecque, sirvió como oficial de alto rango en el ejército holandés, al igual que su abuelo, su tío y su primo Jean Victor Constant de Rebecque. Cuando la madre de Constant murió poco después de su nacimiento, sus dos abuelas se hicieron cargo de él. Profesores particulares lo educaron en Bruselas (1779) y en los Países Bajos (1780), y más tarde se incorporó a la Universidad de Oxford en Inglaterra, a la de Erlangen en Baviera y a la de Edimburgo en Escocia, donde conoció a dos destacados liberales whig: el filósofo y político británico James Mackintosh y el historiador escocés Malcolm Laing.

Durante la Revolución francesa empezó a sentir preocupaciones políticas de sesgo liberal y se unió sentimentalmente primero con la escritora feminista holandesa Isabelle de Charrière, relación que terminó en 1794 y describe en su novela psicológica y autobiográfica Le Cahier rouge (1807), y después con su compatriota suiza, la famosa intelectual Madame de Staël, tan feminista como la anterior; su colaboración con ésta supuso la creación de un equipo de trabajo único. Apoyó al Directorio y obtuvo de él la nacionalidad francesa en 1798; en 1799 tomó el poder Napoleón y en los inicios de su imperio fue miembro del Tribunado, pero se opuso a su autoritarismo por sus principios liberales, por lo que le expulsaron del mismo en 1802. Entonces se exilió a Alemania con su amante Madame de Staël y allí ambos se empaparon de los principios de la estética romántica, que Staël plasmaría en su ensayo De l'Allemagne (1813 y 1814), considerado el manifiesto del movimiento en Francia; ambos contribuyeron a difundirlo en ella. Sin embargo, su relación de pareja fue deteriorándose y en 1806 rompieron de forma definitiva y muy traumática, al menos para Constant, quien reflejó esta experiencia en su novela psicológica y autobiográfica Adolphe (1816), considerada su mejor obra literaria, que obtuvo además un éxito resonante al narrar la descomposición de un amor. El año anterior Constant había aceptado colaborar a regañadientes con Napoleón formando parte del Consejo de Estado durante su fugaz retorno al poder en 1815 (Imperio de los Cien Días) por considerarlo un mal menor contra los ultrarrealistas defensores del absolutismo y del Antiguo Régimen; en realidad aspiraba a una reforma constitucional de sesgo liberal que llegó incluso a bosquejar en sus Principios de política (1815), donde proponía un liberalismo moderado, la división de poderes, la defensa de las libertades individuales y una monarquía constitucional inspirada en el modelo británico, ideas que siguió defendiendo como diputado durante la Restauración borbónica en Francia de Luis XVIII y Carlos X. De hecho, ante el giro ultrarrealista de Jules de Polignac en 1830 fue uno de los firmantes de la Carta de los 221 que propició la Revolución de julio de 1830. La subsiguiente «Monarquía de julio» de Luis Felipe de Orleáns lo nombró presidente del Consejo de Estado; pero aunque aún tuvo tiempo de publicar su De la religión considerada en su fuente, sus formas y sus desarrollos (1824-1830), falleció en París el 8 de diciembre de 1830.

Las investigaciones sobre la religión habían acompañado a Benjamin Constant durante más de cuarenta años, a pesar de inevitables interrupciones, debidas a la existencia agitada del hombre político, del periodista y del pensador. Obra de una vida, aunque muy pronto caída en el olvido, De la religión... combina la afirmación del sentimiento religioso como inherente a la especie humana con la indagación de su perfeccionamiento en las formas históricas del fetichismo, el politeísmo y el teísmo. La última obra del que fue un activo y hábil opositor liberal, es un hito en la historia de la mirada crítica dirigida al fenómeno religioso y un texto indispensable para entender la formación de la antropología de las religiones.

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Marie-Henri Beyle, cuyo seudónimo más famoso es Stendhal, nació en Grenoble, Francia, en 1783. Está considerado uno de los grandes escritores del siglo XIX, aunque no recibió tal crédito hasta el auge de la literatura realista en toda Europa.

A los 17 años viajó a París, dejando atrás su formación, una mezcla de colegio religioso e instituciones laicas, donde acabó alistándose en el ejército. Sirvió en Italia y tras licenciarse disfrutó de una vida cercana a la bohemia en Francia, hasta que, por cuestiones de dinero, volvió a alistarse para servir como diplomático.

Terminadas las guerras napoleónicas, Stendhal viajó por Europa, sobre todo por Italia, donde escribió varios ensayos sobre historia del arte y parte de sus memorias (Roma, Nápoles y Florencia en 1817). Su estancia en Italia, sin embargo, no se prolongó más allá de 1821, debido a su particular visión de la política y la acusación de colaboracionista con movimientos independentistas.

De vuelta en París se convirtió en una reconocida figura dentro de los círculos intelectuales franceses y desarrolló todavía más sus avanzadas, para la época, ideas sobre el amor y la política. En 1830 volvió a Italia, en esta ocasión a Trieste, donde ejerció como cónsul, para más tarde mudarse a las afueras de Roma. Es en esta época cuando escribió sus novelas más conocidas: Rojo y Negro (1830) y La cartuja de Parma (1839).

Stendhal volvió a París por motivos de salud, falleciendo a causa de un fallo cardíaco en 1842.

La obra de Stendahl destaca por su defensa del individuo y la espontaneidad, de la independencia y de la capacidad por encontrar el propio camino.

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Paul-Marie Verlaine (Metz, 1844―París, 1896), conocido como Paul Verlaine, fue un poeta francés, perteneciente al movimiento simbolista. Hijo de un oficial del ejército, cursó estudios en el liceo Bonaparte de París. Lector asiduo de poesía romántica ―sintiendo una predilección especial por Víctor Hugo― sus primeros versos datan de 1858. Inicia estudios de derecho y posteriormente trabaja como empleado en una compañía de seguros, y luego en el ayuntamiento de París durante siete años. En los cafés escribe versos, relacionándose con los poetas parnasianos, a quienes comienza a frecuentar a partir de 1860. En aquel tiempo, se reconoce admirador de Charles Baudelaire.

En 1863 aparecía en la Revue du progrès moral el primer poema de Paul Verlaine augurando una obra ambigua, infinitamente bella, que vagabundea en el umbral de la modernidad. Sus primeras obras como, Poemas saturnianos (1866), que trata sobre la fatalidad a la que están condenados sin redención posible cuantos nacen, como él, bajo el signo de Saturno, y Fiestas galantes (1869), exponen el rechazo al romanticismo parnasiano.

El 11 de agosto de 1870 se casa con Mathilde Mauté de Fleurville ―que apenas tenía dieciséis años―, intenta integrarse en una burguesía decente aspirando a una vida «sencilla y tranquila», aunque abandonó a su esposa dos años después para viajar y vivir con el poeta de diecisiete años Arthur Rimbaud, escapando juntos primero en Londres y después en Bruselas. En 1873, embriagados de alcohol y drogas, Verlaine disparó sobre su joven amante tras pedirle infructuosamente que se alejara de él, resultando Rimbaud herido en una muñeca. Verlaine fue condenado a dos años en prisión por intento de homicidio.

Su colección Romanzas sin palabras (1874), escrita durante su estancia en la cárcel, se basa en la relación con Rimbaud. Verlaine busca refugio en el catolicismo, y su conversión inspiró un volumen de poesía religiosa titulado Sabiduría (1881). Tras abandonar la prisión, fue profesor de francés en Inglaterra de 1875 a 1877 y regresó a Francia posteriormente, donde dio clases de inglés. En 1884 publicó Antaño y hogaño, colección de poemas que le llevan a ser tratado, junto con Stéphane Mallarmé, como maestro y precursor por los poetas simbolistas y decadentistas, y Poetas malditos, una oda dedicada a los más granado de los poetas simbolistas (uno de ellos él mismo, pero con otro nombre) que, por su forma de ser, los consideraba malditos, incluido Rimbaud, a quien venera entre líneas. A su alumno Lucien Létinois, al que llamaba «hijo adoptivo», dedicó muchas de las elegías de Amor (1888). También escribió varias obras de prosa autobiográfica. A partir de 1887, a medida que su fama crece, cae en la más negra de las miserias. Sus producciones literarias de esos años son puramente alimentarias. En esta época pasa el tiempo entre el café y el hospital. En sus últimos años fue elegido «Príncipe de los Poetas» (en 1894) y se le otorga una pensión. Prematuramente envejecido, muere en 1896 en París, a los 51 años. Al día siguiente de su entierro, varios paseantes cuentan un hecho curioso: la estatua de la Poesía, ubicada en la plaza de la Ópera, perdió un brazo, que se rompió junto con la lira que sujetaba, en el momento en que el coche fúnebre de Verlaine pasaba por allí.


COLECCIÓN «BIBLIOTECA DE EL SOL»

El Sol fue un periódico fundado en 1990 por el destacado editor y mecenas cultural español Germán Sánchez Ruipérez (Peñaranda de Bracamonte, Salamanca, 1926—República Dominicana, 2012), a la sazón fundador y presidente del grupo editorial Anaya y de La Casa del Lector de Madrid. ​La publicación se inspiró en el diario El Sol, histórica cabecera madrileña fundada en 1917 y desaparecida con la Guerra Civil de 1936.

Dirigido por el periodista José Antonio Martínez Soler (JAMS) y editado por Cecisa (Grupo Anaya), el nuevo periódico El Sol fue el primer diario español que contó con una redacción totalmente informatizada. En 1991, El Sol se convirtió también en el primer diario nacional con regalos promocionales, fomentando la lectura y la cultura con una colección de libros en formato económico, denominada Biblioteca de El Sol, editados, al igual que el periódico por Cecisa (Compañía Europea de Comunicación e Información, S.A.). Llegó hasta los 325 títulos, muchos de los cuales comienzan a ser muy buscados por coleccionistas de rarezas y curiosidades editoriales.

Esta colección fue muy popular durante su lanzamiento y ha adquirido un considerable potencial de revalorización en el tiempo, no por razones de calidad técnica editorial sino de índole literaria, artística e histórica: la efímera existencia del periódico con el que se distribuyó y de la empresa editora Cecisa; el que detrás de esta iniciativa de fomento de la lectura se encuentre el empeño personal del reputado editor y mecenas cultural Germán Sánchez Ruipérez; la gran calidad literaria de las obras publicadas, tanto las clásicas y contemporáneas como los libros que se editaron exclusivamente para esta colección; el innovador formato de edición y promoción; la publicidad inserta en un faldón de portada y a toda página en contraportada; las ilustraciones de las portadas, con el característico diseño gráfico de Rodrigo Sánchez sobre el arte conceptual firmado por un amplio elenco de dibujantes e ilustradores nacionales: Luis Mesón, Ángel Uriarte, Carlos Arroyo, Humberto Blanco, José Carlos Cazaña, Ana Isabel González, José L.N. Salinas, Carmen Cano, Natalia Parejo, Sergio Señán, Carmen Trejo, Ricardo Salvador, Jesús Rica, Emma Navarro, C.C. Nieto, Miguel Gutiérrez, Carlos Requejo, José María Requejo e Ignacio Catalán.

El periódico El Sol existió apenas durante dos años, cerrando en 1992 como consecuencia de las bajas ventas y su inestabilidad económica y directiva.

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