Esta primera edición porteña, publicada en 1950 como homenaje al “Año del Libertador General San Martín”, es uno de los libros poéticos más singulares dedicados al altiplano andino en plena mitad del siglo XX. Chsullunquía, subtitulado Cristales de hielo, reúne una serie de poemas que Alfonso Finot concibió como una aproximación lírica y, al mismo tiempo, etnográfica a la vida del altiplano y la montaña. La obra se desplaza entre la contemplación de la geografía extrema —la luz, la nieve, la altura, el silencio mineral— y la presencia humana que habita ese paisaje: mujeres, pastores, rituales, tejidos, danzas, silencios ancestrales.
El ejemplar se distingue también por el trabajo visual. Los grabados de Raúl Ramaugé funcionan como una ampliación plástica del universo poético de Finot: escenas altoandinas, portales pétreos, pueblos y caminos de altura aparecen trazados con un expresionismo cálido, propio de la xilografía argentina del período. El equilibrio entre texto e imagen refuerza el carácter artesanal del libro, que se inscribe dentro de la tradición editorial que buscaba revalorizar las culturas indígenas y la geografía americana a través del arte impreso.
La cubierta, de un atractivo singular, combina un marco geométrico de inspiración textil andina con una ilustración en color que muestra una escena tradicional: una mujer en danzas festivas y un músico altiplánico con montañas nevadas al fondo. Esa conjunción —poesía, grabado, iconografía popular— convierte a Chsullunquía en una pieza muy buscada por coleccionistas interesados en la literatura regionalista, la edición ilustrada latinoamericana y los libros de artista producidos en Buenos Aires durante la posguerra.
Su rareza en el mercado, el carácter cuidado de la edición, el cruce entre poesía y artes gráficas, y la temprana representación iconográfica del altiplano, le otorgan un valor especial tanto para investigadores de literatura andina como para coleccionistas de primeros tirajes ilustrados.