Este libro analiza la naturaleza cambiante de la economía política global de la energía y la respuesta de la Unión Europea. Desde 1992, la Unión Europea ha situado la liberalización en el centro de su agenda política energética. Esta aspiración estaba muy en línea con una economía política internacional impulsada por el consenso neoliberal (de Washington). El principal desafío para la UE es que el mundo de la energía ha cambiado, mientras que la UE no lo ha hecho. El auge de los consumidores asiáticos de energía (China e India), los productores de energía más asertivos (Rusia) y la amenaza del cambio climático han convertido la IPE de la energía en un tema de seguridad y la han vuelto más 'realista'.