En un garaje en medio de la nada, en el norte de Argentina, el calor es sofocante y los coches se derriten bajo el sol. El reverendo Pearson y su hija Leni, de dieciséis años, están varados allí mientras reparan su coche. El Gringo Brauer trabaja en el motor mientras su joven protegido, Tapioca, le proporciona cervezas frías y mate. En este ambiente cerrado al aire libre, el tiempo se detiene y los personajes se encuentran, se miran y se enfrentan. Tal vez toda su vida se desarrolle allí, en ese camino polvoriento, en ese paisaje hostil y desolado, mientras se acerca la tormenta. Selva Almada firma aquí una primera novela asombrosa de maestría, en una prosa sobria, cinematográfica y eminentemente poética.