En un tiempo siniestro y oscuro, la Inquisición protege a la humanidad de sus muchos enemigos. En esta segunda entrega de la Trilogía de la Guerra de la Inquisición, Jaq se enfrenta a dilemas morales y peligros inesperados. Con su orden, Jaq había condenado a muerte a Meh`Lindi, pero no confiaba en la armadura alienígena y sabía que Meh`Lindi no se había rociado con la piel sintética de los asesinos. Cuando el capitán apretó el gatillo, Jaq se arrojó delante de ella, bramando «¡No!».