Catro relatos de misterio que Xabier P. Docampo dedica a sus padres, de quienes dice que fueron grandes contadores de cuentos. Son historias que, al leerlas, parece que las estamos escuchando, lo cual hace que nuestro miedo aumente y además pueden hacernos recordar nuestros miedos que creíamos especiales: aquella arboleda llena de sombras, el viento que sacude los sauces, la nieve que nos llamaba a andar e iba borrando nuestras pisadas con el riesgo de perdernos, la niebla que no nos deja ver qué seres se ocultan.