En un futuro cercano, el mercado del arte ha evolucionado hacia la cotización de 'lienzos humanos', obras vivientes firmadas por grandes maestros. Clara, una modelo, sueña con ser pintada por Bruno Van Tysch, el dios del arte hiperdramático. Sin embargo, mientras se prepara a Clara en un pabellón aislado cerca de Ámsterdam, la Fundación Van Tysch se enfrenta a un misterio: una valiosa obra ha sido robada y destruida por un asesino que sigue rituales artísticos. José Carlos Somoza, al estilo de Rembrandt, pinta claroscuros violentos, donde las desviaciones del arte reflejan las de nuestra sociedad, invitando a reflexionar sobre el valor de la belleza frente al valor de la vida.