Este libro de Alan H. Cromer explora la conexión entre ciencia, filosofía y educación. Argumenta que el constructivismo limita a los estudiantes a sus propias opiniones subjetivas y defiende la objetividad del mundo como una realidad conocible. Además, ofrece sugerencias prácticas para desarrollar planes de estudio que mejoren la comprensión de los estudiantes y muestra cómo la ciencia física puede reformar las ciencias sociales.