En el año 2004, la investigación sobre el genoma humano se encuentra en un estado muy avanzado. Tom Carter y Jasmine Washington, tras desarrollar un ordenador basado en proteínas, reciben el Nobel de Medicina. Este ordenador/microscopio, llamado Genoscopio, es capaz de leer el genoma completo de un individuo a partir de una sola célula, descifrando cada uno de los cien mil genes de una persona. El Genoscopio abre un mundo de posibilidades para investigar cadenas defectuosas de ADN y predecir enfermedades hereditarias, incluso saber cuáles son las diferencias genéticas responsables de que unos individuos superen ciertas enfermedades y otros no. Pero existe una posibilidad aterradora: imaginar que existe un gen milagroso responsable del don de sanar que ciertos personajes de la historia han poseído, como Jesucristo, y creer que se puede localizar y aislar ese gen para erradicar la enfermedad de una vez por todas.