Victoria tiene miedo al contacto físico y a las palabras, tanto las suyas como las de los demás. Sobre todo, teme amar y ser amada. Sin embargo, encuentra refugio en su jardín secreto en el parque, donde las flores que planta se convierten en su hogar, refugio y voz. A través del lenguaje de las flores, Victoria logra comunicar sus emociones más profundas. Abandonada al nacer, pasó su infancia en hogares de acogida hasta que encontró a Elizabeth, quien le enseñó el lenguaje secreto de las flores. Ahora, a los dieciocho años, Victoria trabaja como florista, creando arreglos que traen felicidad y curan el alma. Pero aún no ha encontrado la flor que cure su propia herida, y solo un chico misterioso puede ayudarla a sanar y convertir su corazón solitario en uno lleno de pasión.