En la primavera de 1123, un grupo de pintores llega a los dominios del señor de Erill con la misión de decorar las iglesias de Santa María y Sant Climent de Taüll, ubicadas en el valle de Boí. Entre estos artistas se encuentran el maestro Arnau de Bèrgam, el oficial Bernat de Cremona y el aprendiz Marc de Tolosa. Años después, desde el scriptorium de un monasterio benedictino, Marc recordará las azarosas y apasionantes aventuras que vivieron, donde pusieron a prueba el amor, la pasión, el odio, las creencias, las costumbres feudales, las revueltas de los oprimidos y la vida sencilla del pueblo.