Los estudios llevados adelante por el equipo dirigido por José Ignacio Ruiz Olabuenaga son, sin duda, una referencia obligada para quien quiera acercarse al conocimiento riguroso y al análisis crítico acerca del llamado Tercer Sector en España.
De hecho, esta obra que hoy comentamos, se presenta como una actualización y ampliación de la publicada en 2000, también por la Fundación BBVA, que era parte de un estudio internacional impulsado por la Universidad Johns Hopkins. Tras el prólogo y la introducción, nos encontramos con un primer capitulo, a cargo de Antonio Jiménez Lara, en el que se estudia el que denomina como mosaico no lucrativo, de creciente heterogeneidad, compuesto por partes como las correspondientes a las organizaciones no lucrativas de acción social, las organizaciones no gubernamentales para el desarrollo o las empresas de inserción social, entre otras.
El Tercer Sector en España, en sus palabras es “un cuerpo formalmente organizado de entidades de diverso tipo (…) que goza no sólo de un peso específico en nuestra sociedad y en nuestra economía, sino también de una capacidad expansiva extraordinaria” (p. 27).
En el capítulo 2, Gregorio Rodríguez Cabrero se ocupa de la cuestión del gobierno de las organizaciones no lucrativas y concluye que los elementos fundamentales de la gobernanza en este sector serían:
* Lograr mayor autonomía económica (diversificando las fuentes de financiación y apelando a la base social), así como la autonomía política, reforzando la capacidad institucional y haciendo visible su aportación de valor social añadido.
* Mejorar la credibilidad social, mediante una mayor transparencia, una gestión ética, una adecuada rendición de cuentas y una mejor comunicación con la sociedad.
* Reforzar la participación cívica interna de las personas asociadas, voluntarias, y destinatarias, junto a las profesionales y directivas, que es comparativamente mayor en este momento.
* Ampliar los espacios sociales de representación y colaboración en red entre las propias organizaciones.
El cometido reservado a Demetrio Casado en el capítulo 3 de esta obra es el de estudiar la relación entre el sector voluntario y el sector público, centrándose en el marco normativo y las mediaciones institucionales para dicha relación en España en las últimas décadas. Asumiendo como deseables tanto la autonomía y la fidelidad a la identidad de cada uno de los dos sectores como la colaboración participativa y deseables sinergias, Casado identifica y disecciona fenómenos no deseables como los del clientelismo o el corporativismo de determinados colectivos poblacionales mejor colocados en el contexto de la relación entre el sector público y el privado.
En el siguiente capítulo Julia Montserrat analiza la financiación de las organizaciones del Tercer Sector e identifica (en función de características como el tamaño, las fuentes de financiación o la estructura de gestión) dos modalidades de funcionamiento en el Tercer Sector, denominándolas de prestación de servicios y de promoción ideológica.
Entre ambos modelos se observan diferencias en términos, por ejemplo, de autonomía financiera y vulnerabilidad corporativa.
En el quinto capítulo, previo a las conclusiones, José Ignacio Ruiz Olabuenaga reflexiona sobre el impacto social del sector no lucrativo, a partir de un diagnóstico de la excelente buena salud de la denominada sociedad civil global.
Sin embargo, según señala, el crecimiento de la actividad y el número de organizaciones, al faltar estructuras de soporte, no se corresponde suficientemente con el impacto obtenido, dándose un problema en relación con la eficiencia del Tercer Sector.
En resumen diríamos que, a partir de una mirada panorámica sobre el sector no lucrativo español al comienzo del siglo XXI, el estudio rescata tres características principales.
La primera es que el sector se encuentra en una encrucijada, fruto, precisamente de su éxito institucional, en la que se abren diferentes alternativas estratégicas de futuro.
La segunda es que el Tercer Sector está sólidamente implantado en la sociedad española, al estilo de lo que ocurre en otros países de nivel socioeconómico similar.
La tercera característica resaltable sería la de la internacionalización de las redes del Tercer Sector.
Esta obra representa una nueva e interesante aportación en el proceso continuo de estudio y comunicación que va permitiendo a la comunidad de personas interesadas en el Tercer Sector hacerse cargo, cada vez más, de la complejidad e importancia social de este fenómeno, así como de la necesidad de orientaciones estratégicas, basadas en el conocimiento, deseablemente compartidas, constructoras de sostenibilidad y fieles a las señas de identidad y, en definitiva, a las personas destinatarias de este tipo de entidades.
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