Érase una vez veinticinco soldaditos de plomo, todos iguales, con uniforme rojo, el fusil al hombro y la mirada al frente. Solo había uno diferente: uno que tenía una sola pierna. Se ve que en el momento de fabricarlo, el plomo se acabó y no le pudieron hacer la otra pierna. Este cuento clásico de Hans Christian Andersen, adaptado por Stefano Bordiglioni e ilustrado por Francesca Carabelli, es una historia conmovedora sobre la valentía y el amor.