En Jan experimenta un miedo inexplicable al saber que debe ir de excursión. El nombre de la montaña a la que irán le provoca sensaciones desagradables, aunque sabe que no hay razón para sentirse así. Las historias a medias que escucha sobre Caratallada, un bandido que merodeaba por la zona donde irán a comer, no ayudan a tranquilizarlo. Ni tampoco la nube que asoma de repente por la sierra. La tormenta los atrapa de regreso a la masía donde han dejado el autocar. El grupo que cierra la fila, el de Jan, se equivoca de camino y se pierden. Afortunadamente, se esconden en una cueva. Pero quizás, después de todo, no han tenido tanta suerte. Están solos, perdidos, cae un chaparrón como no se veía desde hacía tiempo y el recuerdo de Caratallada y sus crímenes los acecha entre las sombras. Pero están juntos, y solo saldrán adelante si se apoyan mutuamente. Y ahora tendrán la oportunidad de conocerse mejor. Al fin y al cabo, las cosas nunca son lo que parecen.