En el invierno de 1953, en Moscú, el cuerpo de un niño es encontrado sin vida en las vías del tren. Leo, agente del MGB, la policía estatal encargada del contraespionaje, se mantiene fiel a la línea del partido: el crimen no existe en el perfecto régimen socialista, se trata de un accidente. Sin embargo, la familia del niño cree que se trata de un asesinato. El caso se cierra, pero la duda persiste. Leo, caído en desgracia y sospechoso de traición, se ve obligado a exiliarse con su esposa, Raïssa. En una pequeña ciudad de los montes Urales, descubre otro niño muerto en las mismas condiciones que el "accidente" de Moscú. Arriesgándolo todo, Leo y Raïssa se embarcan en una terrible persecución que los convertirá en enemigos del pueblo.