En el segundo verano de Maulina, la vida en las casas de plástico se anima con nuevos personajes. Ludmila Lewandowski se une para ayudar a su madre, y Rolf, una silla de ruedas, se convierte en un elemento permanente en la vida de Klara, la madre de Maulina. Pero Maulina no se deja vencer por las dificultades. Secuestra una cebra de peluche, aprende judo para discapacitados, funda un imperio heladero con sus amigos e inventa unos padres para Paul. A través de estas experiencias, Maulina aprende a aceptar que la vida no tiene marcha atrás. Una historia conmovedora sobre la amistad, la resiliencia y la aceptación.