Flota en torno a estos textos un aura de misterio exhalan un raro sabor de esoterismo sospechoso y barato. Quien no ha leídon unca de principio a fin el Evangelio está convencido de antemano de que va a encontrar en los Apócrifos algo capaz de satisfacer una curiosidad que ni Mateo ni Lucas ni Marcos ni Juan hubieran sido capaces de apaciguar.