En este análisis filosófico, Jean-Paul Sartre defiende el existencialismo argumentando que, en lugar de despojar a la vida humana de significado, esta filosofía otorga al individuo la libertad total para crear su propio significado. Sartre sostiene que la ausencia de un significado preestablecido permite a cada persona descubrir y moldear su propia importancia en el mundo. Este libro es una defensa optimista de la teoría existencialista, donde la existencia precede a la esencia, invitando a la reflexión sobre la responsabilidad individual y la búsqueda de sentido en un universo sin propósito inherente.