En este conmovedor relato autobiográfico, Winifred Foley nos transporta a su infancia en la década de 1920, en el corazón del Bosque de Dean, un lugar de belleza natural pero también de dificultades económicas. A través de sus ojos, somos testigos de la vida de una familia minera, marcada por la pobreza y la pérdida, pero también por el amor y la resiliencia. Desde los juegos en los arroyos del bosque hasta la dura realidad de tener que dejar su hogar a los 14 años para trabajar en Londres, Foley nos ofrece una mirada íntima y conmovedora a una época y un lugar olvidados.