Gabbin lo ha visto todo. Subido al tejado, siguió el desarrollo de la escena a través de una claraboya: la pareja discutiendo, el hombre sacando un revólver de su abrigo, apuntando, y ¡PAN PAN!, dos relámpagos blancos golpeando a la mujer que cayó hacia atrás tan rígida como un trozo de madera muerta. ¡Un asesinato! ¡En directo! Cuando el asesino levantó los ojos hacia Gabbin iluminado por un rayo de luna, el chico comprendió que su vida pendía de un hilo. Si ese tipo sucio lo atrapaba, iba a morir: tres balas en la cabeza y se acabaría. Tenía que huir, esconderse. Aunque su vida no valiera mucho, Gabbin, el trepador, el ousititi de los tejados, iba a defender su piel a capa y espada. A partir de 9 años.