Este libro explora la vida de Ignacio de Loyola en Castilla, centrándose en su juventud, formación y espiritualidad. A través de un análisis histórico y religioso, la obra examina la influencia de Castilla en el desarrollo de uno de los personajes más importantes de la Iglesia del Renacimiento español. Los autores ofrecen una visión cercana de su figura, destacando su impacto en la historia y la espiritualidad cristiana.