Natalia, profundamente afectada por la pérdida de su hermana, es enviada al campo para pasar el verano con sus primos. Allí, se encuentra inmersa en un mundo de flores secas, vestidos antiguos, conjuros mágicos, sueños y pesadillas. En este universo imaginario y frágil, que renace cada noche con la oscuridad, la distancia insalvable entre Natalia y sus primos, especialmente la encantadora Irlanda, se hace evidente. Esta novela explora temas de duelo, imaginación y las complejas relaciones familiares en un entorno rural y misterioso.