En 2050, la producción de energía debe tener una emisión de CO2 casi nula. El acuerdo internacional es apostar por el ahorro energético y las fuentes renovables como la energía eólica y solar. Pero, ¿por qué no nos centramos más en la energía nuclear? Los autores muestran que el debate climático se caracteriza por una presentación incorrecta de los resultados de la investigación y por ilusiones sobre las maravillas tecnológicas. Además, debido a décadas de oposición a la energía nuclear, no tenemos suficiente información objetiva sobre la fuente de energía libre de CO2 más importante del mundo. ¿Se está sembrando el miedo y la incertidumbre sobre la radiación y los residuos, mientras que el cambio climático pone en peligro tanto la civilización humana como la tierra? La energía nuclear puede hacer una importante contribución a la solución del problema climático, argumentan los autores en este libro provocador.