Un niño pequeño anhela tener un perro como mascota, pero su madre se niega rotundamente, argumentando que los perros son ruidosos, sucios e inquietos. Sin embargo, ante la insistencia de su hijo, la madre acepta que tenga un dragón como mascota, ¡si es que logra encontrar uno! Sorprendentemente, el dragón más travieso y latoso del mundo decide instalarse en su casa, desencadenando una serie de divertidas y caóticas situaciones. Este libro infantil explora de manera encantadora el tema de las mascotas inusuales y la importancia de la aceptación y el cariño.