Tras pasar treinta años en prisión por agredir a personas con hachas, Dédé el asesino ha cambiado su forma de pensar. ¿Por qué arriesgarse a volver a prisión cuando puede simplemente romper algunos brazos aquí y allá? Es suficiente para mantenerse a sí mismo y a sus nuevos socios: un recepcionista desafortunado y una expastora. Su pequeña empresa de agresiones está teniendo mucho éxito, a pesar de la conciencia de Dédé en medio de una crisis de fe... ¡Pero el camino al paraíso es muy largo!