En este libro, Piedad Bonnett explora la vida y la muerte de su hijo Daniel, alcanzando con sus palabras los lugares más extremos de la existencia. La naturalidad y la extrañeza se entrelazan en sus páginas, reflejando la mirada de la autora, donde la inteligencia y la emoción conviven. A través de la búsqueda de respuestas, Bonnett plantea preguntas profundas sobre la obsesión y el duelo, invitando al lector a reflexionar sobre los límites de la literatura y la experiencia humana.