De todos es sabida la importancia que los metales precisos tuvieron en la configuración de las economías europeas durante la Edad Media, pues no en balde el oro y la plata, de acuerdo con los postulados mercantilistas vigentes de la época, eran considerados como la medida de toda riqueza, el alma del comercio y de la guerra. De ahí la abundancia de tales metales se convirtiera en el fin supremo para todas las monarquías del Viejo Continente en su búsqueda de prosperdiad y grandeza para sus respectivos países. [Del prólogo por Manuela Cristina García Bernal].