Maggie regresa a Saint-Benjamin tras una larga ausencia al ser llamada al lecho de muerte de su tía. Sin embargo, los habitantes del pueblo no la han olvidado, y pocos le han perdonado su rebeldía y su papel en los trágicos sucesos de hace 20 años. Pronto, Maggie se convierte en blanco de amenazas anónimas, y el pueblo, bajo el control de una camarilla corrupta, se encuentra al borde de la anarquía. Decidida a no ceder ante la intimidación, Maggie decide enfrentarse a la situación y, con la ayuda de algunos aliados, se presenta como candidata a la alcaldía.