En 'Mañana no será lo que Dios quiera', Luis García Montero construye un retrato del poeta Ángel González, recorriendo los primeros años de su vida y rescatando la mirada de un niño que creció sin la figura paterna. La novela es un homenaje a un territorio, a una familia, a los amigos y a los libros, que levantaron el espíritu del joven que se transformaría en uno de los más grandes poetas de España.