En sus memorias, Joan Triadú defiende que el siglo XX fue un 'siglo de oro' para la cultura catalana. A pesar del intento franquista de genocidio cultural y otras adversidades, los catalanes tomaron conciencia de la dimensión nacional de su cultura en este período. Desde diversos frentes, como la militancia política, la pedagogía activa o la crítica literaria, él mismo participó de manera decisiva. Triadú evoca un contexto familiar adverso, una intensa relación amorosa y una actividad política y cultural que nunca abandonó. En este relato autobiográfico, se descubre a un intelectual consagrado a las letras y a un hombre de acción, apasionado y tímido, comprometido y riguroso, contribuyendo a la historia de la cultura catalana contemporánea.