En el día de su octavo cumpleaños, Leopoldo recibe dos libros de sus padres, ¡como cada año desde que nació! Leopoldo se siente muy triste e infeliz... no le gusta nada leer. Cada vez que intenta hacerlo, las letras se mezclan en una gran confusión de garabatos negros sin sentido. Pero sus padres no entienden su problema e insisten tanto en que lea que un día Leopoldo decide huir de casa. Es entonces cuando conoce a alguien muy especial, un gran amigo, que descubre lo que realmente le pasa y juntos empiezan a compartir muchas páginas de aventuras, sueños y fantasía.