Recodos inesperados. Federico Elorriaga. Ediciones Mensajero. Primera edición. 2005.Este libro no es para leerlo de una sentada, sino para saborear una página por día. Hay que leerlo al mismo ritmo con que fue escrito. Como esas pastillas de vitaminas que se anuncian con el eslogan «una al día». No es cosa de tragarse el tarro de golpe, sino de irlas espaciando para que su efecto sea más duradero y eficaz. Lo mismo ocurre con otras cosas muy importantes, las sonrisas, las ráfagas de brisa, los relámpagosen la noche. Estos «recodos» rezuman la bondad de alguien que no se ha endurecido, ni anquilosado. Respiran tolerancia y respeto para todo menos para la intolerancia y la falta de respeto. La mirada del autor busca belleza en lugares realmente inesperados. Para él toda la creación tiene un carácter sacramental y está llena de significados ocultos que parcialmente se revelan a nuestros sentidos.