Simó Castor no quería crecer, pero sus padres consideraron que había llegado el momento de formar su propia familia y construir su hogar. Siguiendo sus instrucciones, Simó salió al bosque en busca de un árbol para obtener madera para su casa. En este proceso, hizo dos buenos amigos, la osita y el señor Búho, quienes le ayudaron a construir su cabaña a orillas del río. Al día siguiente, el río se llevó la casita de castor a la otra orilla y la osita, al no encontrarlo, pensó que había perdido a su nuevo amigo. Cuando finalmente se reencontraron, supieron que nunca más se separarían.