En el pequeño y aparentemente tranquilo pueblo de Tome, en el centro de Nuevo México, Ana Castillo nos presenta una historia maravillosa, llena de vida y de todo tipo de encuentros: el pasado con el presente, lo real con lo sobrenatural, lo cómico con lo horrible, lo nativo americano con lo hispano y lo anglosajón, las mujeres con los hombres. Con una voz conversadora e íntima, y la libertad estilística y narrativa de un Cervantes del suroeste, la autora relata la historia de dos décadas repletas de acontecimientos en la vida de una familia chicana. Una novela influenciada por la mitología mexicana, el catolicismo y los titulares de hoy.