En un futuro distópico, sesenta años después de un accidente biológico que diezmó la población, la muerte se ha convertido en un negocio lucrativo. Los cuerpos de los difuntos ya no se entierran ni se incineran, sino que se subliman, liberando un gas inocuo a la atmósfera. León, un joven de los suburbios, se embarca en la búsqueda del cadáver de su hermana para darle una despedida digna. Mientras tanto, Dante Hermo, gerente del Banco Central de Finados, descubre una trama de corrupción relacionada con los cuerpos donados, contando con la ayuda de la periodista Elia Melgar para combatirla.