En la Navidad de 1141, el abad Radulfus regresa de Londres trayendo consigo a un sacerdote para la vacante de Holy Cross, un hombre de presencia, erudición y disciplina, pero sin humildad ni tacto común. Cuando lo encuentran ahogado en el estanque del molino, las sospechas se dirigen en muchas direcciones, sobre todo hacia un joven que vino en el séquito del sacerdote, enviado a trabajar en el jardín del hermano Cadfael. Para el hermano Cadfael, una vez mundano, ahora dedicado, aunque gentilmente cínico, queda la tarea familiar de ordenar los complicados hilos que definen la culpa y la inocencia.