Este cuento, de origen árabe, presenta una serie de eventos que se complican progresivamente hasta el final, llevándonos de vuelta al punto de partida. En todas las escenas, el sentido del humor se manifiesta junto con situaciones ingeniosas y absurdas. Dada la naturaleza lúcida del cuento circular, las repeticiones formales funcionan eficazmente para conectar con los jóvenes lectores. El sultán amaba mucho el queso y tenía habitaciones llenas de quesos de todo el mundo, pero el palacio se llenó de ratones que se comían el queso del sultán, y sus consejeros tuvieron que encontrar una solución: para deshacerse de los ratones, trajeron gatos; para deshacerse de los gatos, trajeron perros; para deshacerse de los perros, trajeron leones; para deshacerse de los leones, trajeron elefantes; para deshacerse de los elefantes, trajeron ratones... un círculo interminable.