En una noche de verano de 1860, en una elegante casa georgiana en el pueblo de Road, Wiltshire, reina la tranquilidad. Tras las ventanas cerradas, la familia Kent duerme plácidamente. En algún momento después de la medianoche, un perro ladra. A la mañana siguiente, la familia se despierta con un horrendo descubrimiento: un asesinato inimaginablemente espantoso ha tenido lugar en su hogar. La casa se estremece con la conmoción, sobre todo porque el culpable seguramente está entre ellos. Jack Whicher de Scotland Yard, el detective más famoso de su época, llega a Road Hill House quince días después. Se enfrenta a una tarea difícil: resolver un caso en el que la familia en duelo es la sospechosa. El asesinato provoca histeria nacional. La idea de lo que podría estar gestándose tras las puertas cerradas de hogares respetables de clase media (sirvientes intrigantes, niños rebeldes, locura, celos, soledad y odio) despierta miedo y una especie de excitación. Pero cuando Whicher llega a su impa